hay un aroma de flores... y una copa de vino.

Soy una persona solitaria disfruto de un buen libro, la naturaleza, las flores, el aroma infinito de los azares y de la tierra húmeda…
Me gusta despertar y ver el rocío como delicadas joyas colgando de las telas de las arañas, los pájaros degustando los insectos en el césped y el sol brillando en el amanecer de un nuevo día.
El corazón… el corazón esta repleto de ilusiones, siento que andan sueltos los duendes del alma, de pronto donde nacen en el silencio los recuerdos, hay como tiran los recuerdos para que los viva de nuevo.
Mi corazón sin distancia quisiera tener para volver a mis afectos donde ustedes ocupan todos mis rincones favoritos porque así es la vida… es la frontera de la eternidad y yo ya no tengo miedo a volar, somos libres solo por amor… la vida no vale nada si no es por amor, entonces un día cualquiera regresare con mis soledades y fantasías, no a mis amaneceres sino a mis estrellas le contare mis más puros

secretos del alma cuanto te desee tener hijo mío, con cuanto amor te crié… cuanto te amo esposo mío, treinta años a tu lado y hay algo que no encaja en mi balance final y me siento como en una isla desierta y termino a solas conmigo mismo, con mis mas ondas heridas y mi viaje de ida…
Pero les cuento que empecé a volver y en la mitad de mi muerte empezare a vivir, como el alfarero que da vida al barro y a la tierra con sus manos. Es cruel vivir con el astio y vuelve la pena al silencio de mi alma-- Hay Señor—hay un aroma de flores y de vino en este atardecer…