A mis lectores y amigos:
Siempre les he contado lo que pienso, lo que siento, lo que deseo para las nuevas generaciones y les he contado algunas cosas de mi vida personal por ejemplo el tema de mi enfermedad. Siempre le pedí a Dios que me permitiera llegar a los 18 años de mi hijo porque por egoísmo humano, y de madre, no quería que tuviese otra madre que no fuera yo, mi esposo de toda la vida, fíjese que contradicción, si podía tener otra mujer (y no es porque no lo ame), el merecía tener alguien a su lado, porque de todas maneras yo iba a estar esperándolo del otro lado para seguir amándolo y cuidándolo, inclusive ayudándolo, guiándolo por el famoso “túnel”; Dios en su infinita generosidad no solo me permitió llegar a los 18 años de mi hijo sino que también me permitió verlo transformarse en un hombre de bien para la sociedad, con sus defectos y virtudes, hoy tiene su pareja y tiene su hijo: el solcito que entibia mis días y me saca de mis largos silencios.

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