tal vez porque las palabras son el espejo de mis sentimientos por qué puedo
hacer con ellas un ramo a veces perfumado de nostalgia otras con la fragancia
de la dicha, o con el olor lejano de los recuerdos, pero siempre están ahí, diciéndome
utilízame, asme útil, trasmíteme, que todos me conozcan otra vez de las
palabras, las palabras salieron simples y sencillas para decir mama, para decir
te quiero, para gritar las injusticias, las palabras son como las manos de mi
niño de mi hijo suaves y tibias acariciando mis mejillas, en momentos eternos
de amor y dulzura, esas palabras que se dicen sin decir entre madre e hijo en
silencio y mirándose a los ojos, también ellas son el látigo que deja
despellejada mi piel ante las injurias e injusticias, necesito que me hablen
…necesito que me escuchen. Necesito que me digan que piensan de mi, que me
extrañan, que me aman, que me necesitan.., por eso esta nostalgia infinita de
domingo en la tarde, por eso a veces estos largos silencios, que son como
aquellas largas penitencias de mi infancia, el silencio me hace tener miedo, me
acorrala, me estremece, me deja acurrucada en un rincón más alejado de mi casa,
sola y desamparada.
El silencio me marchita, como aquellas pobres flores
arrancadas al pasar, y hoy mueren lentamente en un jarrón perfumando quien sabe
a quién. Son los afilados cuchillos del silencio los que cortan los frutos
maduros de mi árbol, los que siegan los brotecitos nuevos y suaves de mi
esperanza. El silencio es una mama que nunca tuve, que nunca se levanto de
noche para tocar mi frente afiebrada, alcanzarme un vaso de agua, para abrazarme en
una noche de miedo, y hacerme que duerma con los angelitos, el silencio es una
despedida de alguien a quien jamás volveremos a ver, es una pregunta que no
tiene respuesta, es una carta que nunca se leyó, es la oscuridad bajando del
techo y haciendo un nido profundo en el pecho, yo creía que después de haber
vivido tantos sufrimientos y perdidas de haber pasado tantas pruebas difíciles
en mi vida se me había formado un caparazón, y que nada podría herirme dolorosamente…que equivocada
estaba, cuanto..Cuánto dolor he sido
capaz de soportar y aquí estoy parada y con las palabras llenando estos
renglones, me golpearon de todos lados me doblaron pero no me quebraron, las múltiple
heridas me fortalecieron, fabricaron una capa impenetrable en mi alma, no sé si
algún día se podrá entrar en ella tan libremente como antes, pero si una cosa
no existe vacuna que no haga menos vulnerables. No existe una armadura que nos
defienda del ataque implacable del silencio ni del quemante ácido de la palabra cruel.
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