Esta es la navidad más triste de nuestras vidas, pero también es la noche de los
milagros, y yo creo en los milagros, y jamás voy a blasfemar encontrar de mi
Señor, el jamás me va a dar una cruz más pesada de la que puedo cargar.
Señor, ayúdame.
“Señor ayúdame a decir la verdad delante los fuertes y a no decir mentiras para
ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna no permitas que piérda la felicidad—Si me das fuerza no
permitas que pierda la razón—Si me das éxito no permitas que pierda la
humildad—Si me das humildad no permitas que pierda la dignidad.
No me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar como yo. Enséñame a
querer a la gente como a mí mismo y a juzgarme como a los demás. No me dejes
caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso, más bien
recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo. Enséñame
que perdonar es lo más grande del fuerte…y que la venganza es la señal
primitiva del débil. Si me quitas la fortuna déjame la esperanza. Si me quitas el
éxito déjame la fuerza para triunfar. Si yo faltara a la gente, dame valor para
disculparme, Si la gente faltara conmigo, dame valor para perdonar, Señor si
yo me olvidara de Ti-Tú no te olvides de mí.
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