Cuando van llegando los años nos vamos dando cuenta todo lo que fue
quedando en el camino-y Ud. sabe a qué edad me refiero, nos damos cuenta de que
alguien que evidentemente no somos nosotros nos está cambiando el mundo –nuestro
mundo –ese mundo que habíamos creado con tanta armonía y perfección –sin avisarnos
ni consultarnos lo cambio…-tal vez por esa manía compulsiva de cumplir años –todos
los años-que hemos logrado otra vez de la vida, que no solo nos hacen envejecer
a nosotros, si no permite el crecimiento de una nueva generación por
suerte-nuestros hijos, cuando siempre hubiéramos querido que permanecieran
pequeños y llevarlos siempre de la mano, enseñarles todo y sucede para nuestra
sorpresa que alguien modifico el libreto sin avisarnos, nosotros seguimos
intentando enseñarles-pero en mi opinión, nos hacen sentir prehistóricos-que no
sabemos nada-achacados-viejos antiguos-sin que nos demos cuenta los jóvenes se
las ingeniaron, no solo para tener otro idioma propio, con algunas freses en
castellano-si no para utilizar y vivir en medio de una tecnología también propia-
Hoy los chicos no nacen con un pan bajo el brazo ¡no!!!!! Nacen con un
celular-o una compu y con una predisposición natural para usar sus deditos
apretando botones a velocidades increíbles. No sería raro que si los diez dedos
le fueran pocos comenzaran a nacer con más dedos en sus manos…y en lugar de dos
orejas vengan con cuatro dos para los audífonos…la otra para el teléfono y la
cuarta para escuchar cuando los llamamos.
Hoy los cambios tecnológicos son vertiginosos y nos obligan a correr
tras de ellos sin percatarse que ya estamos grandes para tantos cambios en
nuestras vidas, confieso que me apabulla pensar que cada vez me cuesta más
entender ciertos componentes,-por ejemplo- no entiendo como mi hijo puede
chatear por la compu…enviar y recibir mensajes de texto por el celular. Tener
la tele prendida…a su vez estudiar…y mucho menos entiendo cómo pudo rendir bien
el examen al otro día.
Son las cosas que no nos cuentan los visionarios, las que leen las
cartas, los que ven el futuro, nadie nos prepara para ver cómo pasan los años, sin
piedad, y nos muestra una nueva generación con un panorama totalmente distinto
al nuestro una mirada propia de la vida, ya no es más herencia para un hijo
gaucho, acepto que el guacho tenga computadora, teléfono inalámbrico, y cambie
el noble caballo criollo por un flamante Kawasaki. Que va a ser…tal vez es la vida que me alcanza
¿no?
CRISTINA